CONDENADO A MUERTE
Era la primera vez que lo condenaba a muerte. No entendía por qué, no conocía los hechos. Yo solo estaba allí, esperando verlo y despedirme. Las paredes eran completamente blancas, de baldosín brillante. Entre un espacio y otro, había una ventana grande de vidrio transparente. Se podía ver todo lo que pasaba en el cuarto contiguo. Me acerqué a varias enfermeras y les pregunté: - Vengo por el caso de Juan R. ¿saben dónde puedo verlo? - Sí claro, su ejecución está programada a las 10:30 a.m. Son justo las 10, si se apresura, tal vez, alcance a encontrarlo vivo para despedirse. 30 minutos era muy poco. Caminé entre los pasillos, miraba por las ventanas y en cada habitación veía personas pero en ninguna estaba él o alguien conocido. Al fondo otro cubículo blanco, lleno de enfermeras. Todas vestidas de blanco de la cabeza a los pies. - ...