POR TUS OJOS


-          ¿Cómo me reconociste?

-          Por tus ojos

 

Luego de no versen ni hablar por más de 5 años, ella encontró su número de teléfono escrito en una esquina de papel roto, que había guardado en el bolsillo de una chaqueta con las siglas TR. La manera como estaba conservado el pedazo de papel y el lugar donde lo había guardado parecía haber sido puesto con toda la intensión de olvidarlo y encontrarlo tiempo después. 

No era mentira, en realidad no tenía ni idea a quién pertenecía el número. Pero presentía que si lo había conservado en el bolsillo de esa chaqueta, olvidada en el armario, era por que la Mónica del pasado le estaba dejando una señal. 

-          ¡Llama! Era la orden imperativa. 

Tomó el celular, pero prefirió no marcar. Una de las cosas que menos le gustaba hacer era hablar por teléfono. Se sentía ridícula preguntando: 

-          Disculpe ¿con quién hablo? ¿lo conozco?

Eso era demasiado. Menos mal la tecnología y sus avances facilitaban las cosas. Metió el número en una aplicación de mensajería instantánea. Pero, no quería poner una foto suya en el perfil. También eso le parecía grotesco, entonces, hizo un montaje de su cara sobre una caricatura. Era la imagen de un niño en un parque, le hizo algunos ajustes en los ojos y la puso como foto de perfil. Todo el que tuviera contacto con ella usando la aplicación podía ver la imagen. Sin embargo, no le preocupaba, la caricatura no era tan clara como para que alguien pudiera reconocerla.

Luego de pensarlo un rato, escribió un tímido:

-          Hola.

La respuesta efusiva de su interlocutor la sorprendió.

-          ¡Hola, Moni! ¿Cuánto tiempo?

-          Disculpe ¿con quién hablo? Me he encontrado este número en una chaqueta y escribí por curiosidad.

-          ¡Uyyy siiii! Cómo nooooo ¿quieres que te crea que no te morías de ganas por escribirme?

-          No, de verdad no sé con quién hablo.

-          Sabes casi no te pareces a la de la foto. Hablas con Thiago. 

Cuando leyó ese nombre, el estómago se le revolvió. Las piernas empezaron a temblarle, las manos le sudaban y un frío empezó a bajar desde su cabeza hasta la punta de los pies. Y las mariposas, que normalmente son señal poética del amor, parecía que se le querían salir por la boca y las orejas. Tratando de no hacer evidente el revuelto de sentimientos respondió: 

-          ¡Hola! Thiago. Pensé muchas posibilidades y muy lejos estuvo imaginarme que al otro lado de la línea estarías tú. La esquinita de papel se calló de una chaqueta que lleva guardada años en el closet. Oye… si no me parezco a la de la imagen ¿Cómo supiste que era yo? 

-          Por tus ojos. 

No dijo por tus labios, o tu cara, o tus gafas o tus orejas. ¡NO! Dijo por tus ojos. La esperanza de escuchar esa respuesta fue lo que, 5 años atrás, hizo que conservara la esquinita de papel en el bolsillo.

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