El sonido en la ventana.
SSS... SSSSSSSSS... El ruido en la ventana. SSSS el sonido empezó a impacientarme. ¿Qué era lo que sonaba? Parecía el sonido de corriente, tal vez un cable suelto. Seguramente algo estaba haciendo corto. El desespero y la curiosidad me hizo parar de la cama a ver qué era... pero, no veía nada. Desperté a mi compañero.
- Hay un sonido exasperante ¿no lo escuchas?, no he podido dormir en toda la noche. Hay algo en la ventana que golpea y hace ruido, parece corriente.
Él se paró y miró.
- No veo nada. pero, recuerdo haber escuchado este mismo sonido en la tarde.
¿Cómo? ¿ya lo había escuchado y no hizo nada? ¿Cómo es posible?
Yo llevaba cinco horas despierta tratando de descubrir qué era ese sonido tan irritante. Empecé a mover las cortinas agitadamente. Detrás salió, moribunda, una polilla. Grande, gruesa, café. Con las fuerzas que le quedaban, luego de haber golpeado la ventana por más de 7 horas voló y como si lo hubiera planeado calló en la papelera.
Ya más por inercia, que porque realmente estuviera luchando por salir, sus alas se movía SSSS....SSSSS....y movimientos convulsivos, como pequeños corrientazos movían su cuerpo. Los papeles a su alrededor se reacomodaban sirviéndole de tumba.
SSS...SSSSSS.SSSSSSS.....SSSSS. El sonido continuaba, por lo menos ya sabía que se trataba a de una polilla. Me paré de la cama de mal genio, con frío y el embotamiento que produce la falta de descanso. Cogí el cesto de basura, caminé hasta la cocina donde se encuentra la caneca principal de basura de la casa. Allí lo desocupé. Regresé a la habitación caminando por el pasillo largo que lleva al otro extremo. Qué descanso, por fin el ruido había parado. Ya no había polilla, por fin a dormir.
Apenas cerré los ojos una incomodidad empezó a perturbarme. Pobre polilla, había sufrido mucho. Llevaba horas y horas luchando por salir. Seguramente creía que dando golpes y golpes a la ventana iba a lograr su escape. Pero, no fue así. Tuvo una vida muy agónica, en una lucha constante y sin sentido que solo la llevaría a la muerte. Como la de casi todos los que estamos acá.
¡MALDITA SEA! Suena el despertador, es hora de ir a preparar el desayuno. Saco unas naranjas del refrigerador y empiezo a preparar un jugo. Abro la tapa de la basura para botar las cáscaras, las pepas y los restos de fruta. Solo con levantar la tapa sale un fuerte y decidido SSSSSSSSSS.....SSSSSSSSSSS.
NOOOOOOOOOOO y así todo vuelve a comenzar... un nuevo día.
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