Sobre el agua
El paso del mito a logos ocurrió en un hueco, con un hombre que del porrazo no debió escuchar a su empleada decir: ¡andas mirando tanto al cielo que no te das cuenta de lo que tienes bajo tus pies! No podemos saber, pero tal vez, el golpe fue tan grande que la razón salió de ese hueco con problemas congénitos.
Tales de Mileto fue ese hombre, el del porrazo, que por tratar de entender las estrellas y el universo no sabía ni por dónde caminaba. También fue Tales quien dijo que el principio de principios, el arjé, de todas las cosas es el agua. Solo una persona que crece rodeada del mar Mediterráneo puede pensar algo así: del agua sale la comida, del agua sale el amor, del agua sale la gente, del agua viene la sabiduría. Del agua evaporada se hace el viento, aire y todas las cosas gaseosas. Del frío surge el hielo... Y con ello todos los sólidos. Y del líquido... del líquido, surge la razón humana que se escurre entre los dedos y que no se deja agarrar. Del agua surge la razón humana que no se puede apretar, que solo a ratos se puede contener y de pronto cuando la tasa se voltea se derrama, chorrea y moja todo a su paso. Del agua surge la razón humana que es inholora, incolora e insabora cuando está en su estado más puro. Pero huele rancio y toma color negro cuando se aposa, cuando se contamina. La mayoría de las veces la causa de esa contaminación es la razón humana y su problema congénito.
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